Con la inminente llegada de ‘Godzilla x Kong: The New Empire’ a finales del próximo mes de marzo, he estado reflexionando sobre esta franquicia de titanes. Aunque no me considero un seguidor ferviente, la mera concepción de la existencia de tales criaturas gigantescas despierta mi curiosidad y, admitámoslo, un cierto grado de diversión e hilaridad científica. Así que, equipados con una dosis de humor y ciencia, vamos a explorar la pregunta: ¿Sería realmente posible la existencia de Godzilla, el Rey de los Monstruos?
Empezare hablando del primer inconveniente, su dilema de escala. La ley del cuadrado-cubo, descrita por primera vez por Galileo Galilei en 1638, establece una relación fundamental entre el volumen y la superficie de un objeto a medida que cambia su tamaño. Este principio matemático-geométrico ilustra cómo, al aumentar las dimensiones de un objeto, su volumen crece exponencialmente más rápido que su superficie. Esto tiene implicaciones significativas en diversos campos, desde la ingeniería mecánica hasta la biomecánica, afectando todo, desde la capacidad de enfriamiento de los mamíferos hasta la viabilidad estructural de los grandes edificios.
Un ejemplo claro se observa al duplicar las dimensiones de un cubo: mientras su superficie se cuadruplica, su volumen se octuplica, lo que demuestra cómo la relación entre volumen y superficie cambia de manera significativa con el cambio de escala. Este fenómeno subraya por qué los organismos y estructuras grandes enfrentan desafíos únicos, como mayores necesidades de soporte estructural y limitaciones en la eficiencia de sus sistemas cardiovasculares y respiratorios.
Por poner un ejemplo; en ingeniería esta ley explica por qué los vehículos de gran tamaño ofrecen un rendimiento inferior en las pruebas de choque y por qué existen límites prácticos para la altura de los edificios. Del mismo modo, afecta el diseño de vehículos aeronáuticos, donde las proporciones de las alas y superficies de control deben ajustarse cuidadosamente a medida que cambia el tamaño del avión para garantizar la sustentación adecuada. Ahora, apliquemos esta regla a Godzilla, quien según estimaciones científicas, pesaría más de 145 millones de kilogramos. Sí, casi tanto como el Palacio del Parlamento en Rumanía, el edificio más pesado del mundo con una estructura compuesta por 700,000 toneladas de acero y bronce, combinados con 1 millón de metros cúbicos de mármol de Transilvania, 3,500 toneladas de cristal, 1,000 toneladas de basalto y 900,000 metros cúbicos de madera.
Otro inconveniente sería que es posible que sufriese problemas de corazón debido a la cardio-dinámica de un gigante. La ampliación significativa de un organismo, de acuerdo con la ley del cuadrado-cubo, reduciría drásticamente su fuerza muscular relativa, ya que la sección transversal de sus músculos aumentaría solo en el cuadrado del factor de escala, mientras que su masa lo haría en el cubo. Esto comprometería gravemente las funciones cardiovasculares y respiratorias, haciendo inviable la existencia de seres de tamaño gigantesco. El corazón de Godzilla necesitaría ser una proeza de ingeniería biológica, capaz de bombear sangre a través de un cuerpo tan masivo. La ballena azul, con sus 150,000 kilos, parece un mero juguete de bañera en comparación. Esto nos lleva a un veredicto científico desalentador: Godzilla es, literalmente, demasiado grande para existir.
En conclusión, mientras exploramos la posibilidad de Godzilla desde una perspectiva científica, recordemos que la ley del cuadrado-cubo nos dice más sobre nuestras limitaciones para construir castillos de arena gigantes que sobre la viabilidad de monstruos gigantes. Pero, ¿Quién necesita la rigidez de la realidad cuando tenemos la elasticidad de la imaginación? En esta entrada hemos descubierto que aunque Godzilla podría no ser capaz de sostenerse en un laboratorio, definitivamente se mantiene firme en el reino de lo espectacular. Así que, mientras contemplamos los misterios de la física y la biología, no olvidemos dar rienda suelta a nuestra imaginación; donde los únicos límites son aquellos que nos imponemos.
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