Estas ilustraciones mostraban cómo se imaginaba la vida en el año 2000, con escenas de vehículos voladores, ciudades futuristas y medios de transporte innovadores.
Publicadas años después por Isaac Asimov en su libro Futuredays: A Nineteenth Century Vision of the Year 2000 (1986), estas imágenes, aunque en su mayoría no se cumplieron, reflejan la fascinación y la esperanza que la gente tenía en los avances tecnológicos de su tiempo. Más adelante, en los años 50, 60 y 70, cuando el mundo vivía entre la amenaza nuclear y la promesa del espacio exterior, anticipar el futuro era casi un deporte de masas. Escritores, científicos, caricaturistas y gobiernos imaginaron un mañana brillante, extraño o directamente imposible. Algunas de esas visiones se cumplieron con una precisión sorprendente. Otras quedaron como cápsulas del tiempo: entrañables, equivocadas y, en muchos casos, muy divertidas.
✔️ Acertaron por mucho
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Videollamadas y comunicación instantánea global:Las videollamadas fueron un sueño constante en las décadas del 50 y 60. Desde The Jetsons hasta anuncios de AT&T, la idea de hablar cara a cara a través de una pantalla parecía ciencia ficción. Hoy, hacemos FaceTime o usamos Meet mientras caminamos por la calle o tenemos reuniones internacionales en pijama por Zoom o Teams. Lo que parecía futurista es ahora parte de la rutina diaria.
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Asistentes de voz e inteligencia artificial:Hal 9000 de 2001: Odisea del espacio daba miedo, pero anticipaba algo real: máquinas que entienden el lenguaje humano. Siri, Alexa, Google Assistant... no tienen la profundidad emocional de Hal (¡por suerte!), pero están en millones de hogares respondiendo preguntas, apagando luces y recordándote tu cita con el dentista.
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Coches eléctricos y energías alternativas:Aunque no volamos aún por autopistas en el cielo, los coches eléctricos están más vivos que nunca. Tesla, BYD, Lucid Motors y otras marcas han llevado la movilidad sustentable a otro nivel. Además, las energías renovables como la solar y la eólica son ya piezas clave del suministro energético mundial.
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Series como Star Trek mostraban dispositivos que creaban objetos al instante. La impresión 3D no solo existe, sino que se utiliza para construir casas, fabricar piezas médicas, imprimir órganos en experimentos, e incluso hacer comida. Aunque, de momento, no es tan rápido como igual desearíamos.
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Realidad virtual y aumentada:El cine y la literatura imaginaron mundos digitales donde podrías “vivir” dentro. Hoy tenemos visores como Oculus, el Apple Vision Pro, y videojuegos inmersivos que permiten experiencias muy cercanas a lo que soñaban los escritores de ciencia ficción. Todavía no llegamos a Matrix, pero estamos en camino.
❌ Grandes deslices del imaginario futurista
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Coches voladores (para todos):Sí, hay prototipos y sí, algunos han volado. Pero no, no tenemos ciudades plagadas de tráfico aéreo urbano como se veía al principio de, por ejemplo, Regreso al Futuro 2. Los problemas técnicos, de seguridad y, sobre todo, de ruido y regulación, hacen que esta idea siga siendo más ciencia ficción que realidad. No te vas a ir al trabajo en un Delorean con un Sistema de Aéreo Conversión integrado... todavía.
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Colonias en la Luna o Marte:Desde los años 60 se asumía que para 2020 o 2025 ya estaríamos cultivando en Marte y jugando al golf en la Luna. Lo cierto es que apenas estamos volviendo a planear misiones lunares tripuladas y Marte sigue siendo una promesa para la segunda mitad del actual siglo. La exploración espacial avanza, pero más lento de lo que soñábamos.
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Robots en cada casa, como criados:La visión de los años 50 era tener un robot humanoide que cocinara, limpiara y te llevara el desayuno a la cama. En realidad, tenemos Roombas, asistentes virtuales, y algunos brazos robóticos en laboratorios y fábricas. Pero no tenemos a Rosie de The Jetsons y probablemente no la tengamos en un buen rato. La robótica doméstica sigue siendo limitada por la complejidad de las tareas humanas cotidianas.
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Comida en pastillas o cápsulas:La comida del futuro se pensó como algo rápido, eficiente, sin placer, estilo astronauta. Pero resulta que comer sigue siendo una experiencia emocional y sobre todo cultural. Aunque hay suplementos, la humanidad claramente prefirió mantener la cocina, los sabores y las sobremesas. Y menos mal...
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Utopías tecnológicas sin conflictos:Una de las predicciones más ingenuas fue la idea de que la tecnología resolvería todos los problemas: pobreza, desigualdad, guerras. Muchas visiones del futuro ignoraban que el ser humano no cambia tan fácil. Hoy tenemos más tecnología que nunca, pero también otra cara no tan amable donde se puede englobar la vigilancia digital, polarización, dependencia de algoritmos, desinformación. No es un apocalipsis, pero tampoco es un paraíso.
Lo cierto es que el futuro nunca llega como lo imaginamos. A veces se adelanta sin avisar; otras, se retrasa décadas; y casi siempre, llega disfrazado. Las predicciones del pasado nos recuerdan algo esencial: más que adivinar, imaginar el futuro es una forma de pensar el presente. Nos permite preguntarnos qué queremos conservar, qué nos urge cambiar, y qué estamos dispuestos a soñar. Porque en el fondo, no se trata solo de acertar. Se trata de no dejar de imaginar.