martes, 10 de junio de 2025

Nintendo Switch 2: evolución sin ruptura

Junio de 2025 no es un mes cualquiera para los que seguimos de cerca a Nintendo. Después de siete años con la misma consola en el mercado, llegaba finalmente su sucesora. Pero lo curioso no era tanto el lanzamiento en sí, sino la forma en que la compañía había decidido encararlo. Porque a diferencia de lo que solía hacer en otras generaciones (pasar del cartucho al CD, de los mandos clásicos al Wiimote, de lo portátil a lo híbrido), esta vez Nintendo eligió no romper del todo con lo anterior; no hubo un volantazo, ni un concepto radicalmente nuevo. Switch 2 no es una consola completamente distinta, sino una versión más madura, más potente, más pulida de una idea que ya funcionaba. No inventa nada desde cero, pero refina casi todo. Y eso, viniendo de Nintendo, es casi una rareza.

Por eso mismo, más que un golpe de efecto, la llegada de Nintendo Switch 2 se siente como una confirmación: la de que Nintendo todavía sabe hacer consolas con personalidad. No es una revolución, pero sí una evolución clara, cómoda y, en algunos momentos, incluso sorprendente. Llevo una semana usándola, probando juegos nuevos, rejugando otros antiguos y lo que más me viene a la cabeza todo el tiempo es esa sensación de que Nintendo, cuando quiere, sigue sabiendo hacer las cosas bien. No desde lo técnico puro, porque nunca fue esa su pelea; sino desde esa mezcla rara de diseño, juego, ritmo y sensaciones. Es mejor en casi todo, sí, pero sobre todo es más sólida, más seria, más interesante. Y aun así, sigue teniendo ese toque Nintendo que es difícil de explicar pero que se nota cuando lo tienes en las manos.

Siempre me han gustado los productos de Nintendo, nunca lo he escondido. Desde que me hice con la GameCube en 2002, he comprado cada una de sus consolas (de sobremesa o portátiles) el mismo día de salida y la Switch 2 no iba a ser la excepción. La reservé el mismo día en que se presentó oficialmente, con la idea de tenerla en casa el día del lanzamiento. Pero como suele pasar, las cosas no salieron como uno espera. Amazon decidió priorizar a los compradores de último momento y los que habíamos reservado con tiempo nos quedamos esperando fechas que iban del 10 al 11 de junio, cuando la consola salía el 5. Fue un error generalizado, que afectó a miles de personas en Europa. Yo, como tantos otros, cancelé el pedido, y busqué una alternativa; por lo que terminó llegando al día siguiente del lanzamiento oficial.

¿Y qué me parece la consola? Lo primero que llama la atención cuando la tienes en las manos es que se siente mucho mejor construida que la original. Es un poco más pesada que la versión OLED, pero también más robusta. Todo encaja mejor y se nota enseguida que es una consola más trabajada. Y eso también se nota en los Joy-Con nuevos, que ya no se deslizan por rieles sino que se acoplan de forma magnética. El clic que hacen al encajar transmite más seguridad que cualquier sistema anterior. Además, los botones son un poco más grandes y los sticks parecen tener más recorrido. En general, jugar con ellos es más cómodo. Se sienten más precisos, más “serios”. Son detalles pequeños, pero que en conjunto hacen que todo se perciba mejor.

La pantalla también sorprende. No es OLED, pero tiene buen brillo, buen color, y un tamaño que marca diferencia: casi ocho pulgadas que permiten ver más y mejor, sobre todo en juegos que tienen muchos elementos en pantalla. En modo portátil, los 1080p nativos se notan. Todo se ve más definido, más limpio. Juegos como Mario Kart World, Cyberpunk o incluso ports viejos como Yakuza 0, muestran más detalles, menos dientes de sierra, y mejores tiempos de carga. Y lo mejor es que, salvo excepciones puntuales, todo corre fluido. El DLSS ayuda, sin duda, y en general la consola no se queda atrás frente a juegos que antes habrían sido impensables en una portátil.

Cyberpunk, por ejemplo, funciona y se ve mucho mejor de lo que esperaba. No está al nivel de una Xbox Series X, claro, pero tampoco da la sensación de estar jugando una versión recortada o a medio hacer. Los planos cercanos se ven bien, los efectos están, y el ritmo es estable. En planos más abiertos se notan algunas limitaciones, sobre todo en distancia de dibujado, pero nada grave. En resumen, la consola rinde. No es un monstruo técnico, pero está bien pensada.

Otro punto a favor es la retrocompatibilidad, que no sólo funciona, sino que en muchos casos mejora los juegos. Breath of the Wild carga más rápido, se ve más estable y tiene algunos efectos mejorados. Y eso pasa también con otros títulos... Lo malo es que en ocasiones toca que pasar por caja (la media son unos 10€ por título) para acceder a estas mejoras, pero hay juegos donde considero que puede compensar la inversión (sobre todo en los Zelda).

Ahora bien, no todo es perfecto. El almacenamiento base es de 256 GB, que suena decente, pero en la práctica se llena muy rápido. Hay juegos que ya pesan 50 o 60 GB de entrada, y eso sin contar actualizaciones. Se puede ampliar con tarjetas microSD Express, claro, pero uno esperaría un poco más por defecto. También está el tema del audio: la consola no tiene soporte para Dolby Atmos, lo cual es una pena. En juegos que podrían aprovechar bien ese sistema de sonido, como el futuro Metroid Prime 4, eso se va a notar. Y luego está lo de siempre: los precios. Hay juegos que en digital se van por encima de los 80 euros y en físico no bajan de 90; aunque por suerte buscando bien se pueden encontrar precios mejores (pero tampoco milagros). Entiendo que Nintendo se maneja con su propia lógica, pero sigue siendo un punto flojo.

Otro punto es la tecnología de los joysticks pues no cambiaron a tecnología magnética (como los sticks de efecto Hall) y eso quiere decir que, con el tiempo, puede aparecer nuevamente el gran talón de Aquiles de la consola original: el drift. Me cuesta entender por qué Nintendo no lo resolvió de una vez, después de todas las quejas y denuncias que tuvo la consola anterior. La explicación puede ser la incompatibilidad con la nueva forma de sujeción de los mandos, tal vez ahorro de costes... Sólo Nintendo lo sabe pero después de todo lo que pasó con la anterior consola, uno esperaba una solución más definitiva.

En cuanto a mi Switch anterior, por ahora se queda conmigo. Todavía hay juegos pendientes que me llegarán esta semana, como Capcom Fighting Collection 2 en físico (que por alguna razón no va a salir en Europa, pero sí se consigue importado) y algunos lanzamientos menores que todavía tienen un lugar en mi lista. Más adelante probablemente la venda, como hice en su momento con la primera versión cuando compré la V2; pero de momento, siguen conviviendo.