Aunque pueda parecer que lleve ahí desde siempre, el papel térmico apareció por primera vez hace poco más de 50 años. La historia se remonta a la década de 1960 cuando la empresa Appleton Papers, actualmente afincada en Wisconsin bajo el nombre de Appvion, Inc, fabricó por primera vez este tipo de papel; aunque no fue hasta 1969 cuando se popularizó gracias a su uso en un terminal de datos de Texas Instruments, la Silent 700. ¿Y cómo funciona? Es un papel especial doble con un lado mate que funciona como soporte a una capa fina de papel brillante con diversas sustancias químicas que reaccionan al calor. Este calor se proporciona mediante una cabeza de impresión que va dejando marcas en el colorante artificial que reacciona con los alcoholes presentes, uno de ellos el bisfenol A -usualmente abreviado como BPA- quien es el principal causante de este efecto de impresión. Eso si, todo no iba a ser bonito, este componente es nocivo para la salud (principalmente sobre la producción de estrógenos) aunque no hay que preocuparse pues la pequeña cantidad que tocamos a diario no nos hará nada.
Como curoisidad, y para terminar la entrada, comentar que el papel térmico no es reciclable ni se puede convertir en compost por lo que es necesario depositarlo en el contenedor para restos.
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