lunes, 15 de diciembre de 2025

Juego 099: The Legend of Zelda: Breath of the Wild para Switch (2017)

Lanzado en 2017 como título de lanzamiento de la Nintendo Switch (y también para la descontinuada Wii U), The Legend of Zelda: Breath of the Wild (BotW) no fue simplemente una nueva entrega de la venerada saga; fue una revolución filosófica dentro de los videojuegos de mundo abierto. Bajo la dirección de Eiji Aonuma y Hidemaro Fujibayashi, el equipo de desarrollo de Nintendo EPD se propuso deliberadamente "romper las convenciones" que habían definido a la franquicia durante décadas, abandonando el overworld lineal y las estructuras rígidas de los dungeons en favor de una libertad sin precedentes. El juego sumerge al jugador en un Hyrule post-apocalíptico, vasto y silvestre, donde la única guía es una misteriosa voz y la montaña que se alza en el horizonte. Esta ruptura con la linealidad tradicional significó que, poco después de la introducción, el jugador podía, técnicamente, ir directamente a enfrentarse al jefe final, Calamity Ganon, un acto que simbolizó la entrega total de la agencia al jugador.


El núcleo de esta libertad reside en el Motor de Física y el Motor de Química interconectados. Estos no fueron meros adornos gráficos, sino las herramientas fundamentales del gameplay. El motor de física aseguró que cada objeto en el mundo (desde árboles hasta rocas) se comportara de manera realista, permitiendo a Link interactuar con ellos usando sus habilidades rúnicas (Cryonis, Magnesis, Stasis, Bombas). Magnesis permite mover objetos metálicos para crear puentes o armas; Cryonis crea pilares de hielo en el agua; y Stasis congela objetos en el tiempo, permitiendo acumular energía cinética para lanzarlos a distancias masivas. El motor de química, por su parte, permitió la interacción elemental emergente: el fuego se propaga en la hierba, la lluvia apaga el fuego, el metal atrae los rayos durante las tormentas eléctricas, y los objetos electrificados pueden pasarse a través del agua. Esta combinación de sistemas no scriptados significó que cada puzle tenía múltiples soluciones viables basadas en la experimentación y la creatividad del jugador.

El desarrollo de BotW comenzó en Wii U, y esta etapa marcó profundamente el diseño del juego. Originalmente concebido como un título exclusivo de la consola, los desarrolladores enfrentaron múltiples desafíos técnicos: la memoria limitada y la potencia reducida de la Wii U obligaron a pensar en un mundo abierto vasto pero altamente optimizado, con draw distance limitado y un uso eficiente de texturas. Muchas mecánicas actuales, como la escalada libre, la física de los objetos y la interacción química, fueron diseñadas cuidadosamente para funcionar dentro de estas restricciones. La dificultad fue también un foco consciente: los enemigos básicos podían eliminar a Link de un solo golpe, incentivando al jugador a usar pociones, cocinar alimentos, estudiar los patrones de ataque y aprovechar las runas de física en lugar de depender de la fuerza bruta. El juego también introdujo la gestión de recursos de forma natural: la durabilidad de armas y escudos, la resistencia al clima y la necesidad de cocinar alimentos para sobrevivir se integraron en la narrativa de exploración, creando una experiencia inmersiva y exigente.

La transición a Nintendo Switch permitió que el juego alcanzara una mayor estabilidad y fluidez, manteniendo intacta la visión original de los desarrolladores. La exploración redefinió el concepto de mundo abierto: se eliminó el sistema de torres y marcadores lineales, reemplazándolo por escalada libre y motivación visual; los Santuarios sustituyeron a los dungeons tradicionales, ofreciendo más de 120 cápsulas de puzles que recompensan con Orbes de Espíritu para mejorar salud y resistencia. Cada área del mundo está diseñada para ser un rompecabezas emergente, donde la supervivencia, el clima, la cocina y el combate interactúan dinámicamente. El mundo de Hyrule no solo es un escenario, sino un personaje vivo que responde a cada acción del jugador, desde la propagación del fuego hasta la caída de objetos con Stasis.

A pesar de su grandeza, la versión original de Switch presentaba limitaciones técnicas: la resolución nativa era de 900p en dock, con caídas a 720p en áreas densamente pobladas, y la tasa de frames se mantenía en 30 FPS estables pero no perfecta en ciertos escenarios. Sin embargo, el juego sigue siendo una obra maestra de diseño, y la experiencia es coherente y consistente gracias a la optimización constante y al parcheo que Nintendo implementó después del lanzamiento.

Curiosidades:

  • El prototipo de Zelda Clásico: Para probar la viabilidad del motor de física en un mundo abierto, el equipo recreó Hyrule de The Legend of Zelda (NES) con las capacidades de BotW. Esto permitió experimentar con la libertad de escalada y la física aplicada a un espacio familiar.
  • Cambio de nombre: Durante años, el juego fue conocido internamente como "Zelda U". El título final, Breath of the Wild, alude a la libertad y a la conexión con la naturaleza tras la catástrofe de Hyrule.
  • Banda sonora minimalista: La música de BotW es intencionalmente ambiental y minimalista, con notas de piano aisladas y silencios que ceden protagonismo al viento, la lluvia y los pasos de Link.
  • Dificultad intencional: Los enemigos iniciales pueden matar de un golpe, lo que fuerza al jugador a experimentar con runas, armas y preparación, priorizando estrategia sobre combate directo.
  • Legado de Wii U: BotW fue el canto del cisne de Wii U y su lanzamiento simultáneo en Switch aseguró que el título conectara dos eras de Nintendo.

The Legend of Zelda: Breath of the Wild no solo revivió la franquicia de Zelda, sino que estableció un nuevo paradigma para el diseño de juegos de mundo abierto que ha sido imitado por toda la industria. Su enfoque en la interacción sistémica, la creatividad del jugador y la recompensa por la exploración pura lo han cimentado como una obra maestra. La versión definitiva y los contenidos de The Champions’ Ballad permiten a los jugadores experimentar Hyrule con todas sus mejoras y añadidos, consolidando la visión original de los desarrolladores. El legado de BotW demuestra que la libertad, la experimentación y los sistemas emergentes pueden superar ampliamente a las narrativas lineales y los mundos dirigidos. Si lo quieres jugar hoy te recomiendo, sin dudarlo, de su versión para Switch 2.