domingo, 11 de mayo de 2025

Juego 040: The Procession to Calvary (2020)

¡Albricias! ¡La guerra santa ha terminado! ¡Tus opresores han caído derrotados, las iglesias del viejo dios han quedado reducidas a escombros y miles de inocentes han sido asesinados! Pero también hay malas noticias: el tirano Saturnino el Divino ha huido, y se te ha encomendado la tarea de dar con él... The Procession to Calvary no es simplemente un juego “diferente”. Es una de esas experiencias que parecen salidas de una realidad paralela, como si los videojuegos se hubieran desarrollado en monasterios medievales con acceso a Photoshop. Creado casi íntegramente por Joe Richardson y lanzado en 2020, este título es una aventura gráfica point and click hecha exclusivamente con collages de pinturas del Renacimiento y el Barroco, mezcladas con un humor negro ácido, referencias pop inesperadas y una sátira tan fina como absurda. Imagina una mezcla entre Monkey Island, Monty Python y El Bosco. Sí, así de extraña y adictiva es esta propuesta.

Descubrí The Procession to Calvary casi por accidente, atraído más por su estética que por mis expectativas. Lo había visto fugazmente en un E3 (no recuerdo ya en cuál) pero fue gracias a su paso por Xbox GamePass que me animé a probarlo. En su momento parecía una obra sacada de un museo donde los personajes, con aspecto de santos y mártires, se comportaban como actores de una comedia británica completamente pasada de rosca. La protagonista (una mujer anónima armada con una espada y muy poca paciencia) inicia su cruzada tras el final de una guerra santa, en busca de permiso para seguir matando en nombre de la justicia divina. Sí, suena tan delirante como parece. Sin embargo, bajo su superficie absurda y sarcástica se esconde una estructura narrativa sorprendentemente clásica: puzles, diálogos ramificados, pequeñas decisiones morales que alteran el desenlace. Todo muy al estilo de las aventuras gráficas de los años 90.


Lo más llamativo es lo subversivo que logra ser sin caer en lo vulgar ni el chiste fácil. El juego es absolutamente consciente de su material fuente (obras de artistas como Brueghel el Viejo, Rembrandt, Botticelli, Caravaggio) y los utiliza con un ingenio casi poético. Por poner un ejemplo, puedes ver una escena pastoral sacada de un cuadro del siglo XVI y, de repente, alguien estornuda sangre o te pide una cerveza. Lejos de romper la inmersión, ese choque de estilos la potencia. Es como si alguien hubiera editado un libro de historia del arte con subtítulos de Flying Circus. Eso si, reconozco que este juego puede no ser para todos. La jugabilidad es deliberadamente anacrónica: caminar, hablar, combinar objetos, resolver acertijos que a veces son más absurdos que lógicos. Si esperas acción trepidante o progresión moderna, puede que te frustre. Hay incluso algunas secciones opcionales de sigilo que se sienten más como una broma meta que una mecánica real. Pero si te dejas llevar por su ritmo lento, su humor absurdo y su estética de óleo con sarcasmo, vas a encontrar una experiencia inolvidable.

Curiosidades: 

  • The Procession to Calvary es una pintura de 1564 de Pieter Brueghel el Viejo. El juego no solo toma prestado su nombre, sino que utiliza fragmentos del cuadro como parte de sus escenarios.

  • Four Last Things (2017), también creado por Richardson, es una especie de precuela no oficial con el mismo estilo visual y mecánico, aunque más breve y modesto.

  • Joe Richardson hizo prácticamente todo: arte, diseño, música, programación y guion. Para el apartado sonoro usó obras de Bach, Vivaldi, Purcell, entre otros compositores barrocos de dominio público.

  • Aunque el tono sea de parodia, tus decisiones afectan el desenlace. Puedes terminar como mártir, heroína o una simple asesina desquiciada. Incluso existe una forma de evitar la trama principal... en los primeros minutos del juego.

  • En una escena se parodia la muerte de Jesús de una forma tan absurda (y tan descaradamente blasfema) que sorprende que el juego no haya generado más polémica fuera del circuito gamer-artístico.

Terminé The Procession to Calvary en apenas unas tardes (con una guía, el juego no llega ni a una hora), pero su capacidad de combinar humor con reflexión me sigue rondando la cabeza. Es una sátira visual que toca temas como la violencia, la fe, el arte y la autoridad, todo cubierto con una capa de sarcasmo y belleza museísticaEs posiblemente una de las mejores aventuras gráficas point-and-click que he jugado. Como si LucasArts o Sierra Entertainment hubieran tenido un hijo ilegítimo (y adorable) con Monty Python.

En un mundo lleno de videojuegos genéricos con gráficos ultra realistas, The Procession to Calvary se atreve a ser diferente, provocador y, sobre todo, memorable. Si tienes gusto por lo raro, lo histórico, lo irreverente y lo bellamente absurdo, este juego es un regalo. Y si además creciste con aventuras gráficas y humor inglés, como es mi caso, es casi una carta de amor interactiva. Eso sí, cuando alguien te pregunte qué estás jugando, prepárate para una respuesta larga... Porque decir “Un point-and-click hecho con pinturas del Renacimiento donde crucificas a un tipo que robó una flauta”… seguramente no es precisamente la respuesta que se esperan escuchar.

0 comentarios: