sábado, 24 de mayo de 2025

Juego 041: International Superstar Soccer para SNES (1994)

Antes de que FIFA (actualmente EA Sports FC) monopolizara las discusiones futboleras entre jugadores, International Superstar Soccer ya estaba trazando el camino hacia la simulación. Konami lo lanzó en 1994 para Super Nintendo y, aunque en aquel momento muchos lo vieron como “otro juego de fútbol más”, en realidad fue una declaración de intenciones. El fútbol en consolas podía ser algo más que correr sin ton ni son y disparar desde el medio campo. Podía ser técnico, táctico y hasta televisivo. No tenía licencias oficiales, cierto, pero lo que sí tenía era algo que en aquel momento pesaba mucho más: una intención muy clara de hacerlo bien.


No recuerdo cómo llegó este cartucho a mis manos. Podría decir que fue un regalo de cumpleaños, o que lo pedí porque lo vi en una revista... No tengo ni idea. Y lo más raro de todo es que ni siquiera me gustaba especialmente el fútbol. Nunca fui de seguir ligas, ni de coleccionar cromos, ni de saberme los nombres de los jugadores. De hecho, antes de este ya había probado el FIFA International Soccer en SNES y no me llegó a gustar especialmente; pero International Superstar Soccer tenía algo distinto. Desde el primer momento que lo puse, algo hizo clic. No eran solo los gráficos (que para su época estaban bastante bien), era la manera en que el juego se sentía. Como si alguien, por fin, hubiera entendido que el fútbol no es solo correr detrás del balón, sino también colocar bien a los tuyos, presionar con cabeza y saber cuándo cuándo bajar las revoluciones.

Y ahí es donde entraban los piques con amigos. Porque si algo dejó huella de verdad fueron esas tardes interminables de torneos caseros, con rankings escritos a boli en papel cuadriculado, gritos por goles en el descuento y acusaciones de que tal jugador estaba “rotísimo” o que el portero del rival “paraba hasta los pensamientos”. No importaba que los nombres fueran inventados. No estaban ni Ronaldo, ni Messi, ni siquiera Roberto Baggio, pero daba igual. Cada jugador tenía su carácter, su forma de moverse, su rol. Y uno terminaba encariñándose con ellos, como si fueran tuyos de toda la vida. Con ellos aprendías a centrar con efecto, hacer paredes, barrer sin pasarte de rosca. Todo tenía su ritmo y, sobre todo, su sentido.

Años más tarde, un amigo me prestó la versión Deluxe durante un par de semanas. Y sí, era mejor: más equipos, más animaciones, más fluidez en todo. Incluso los menús eran más apañados. Pero aun así, no sé por qué, siempre terminaba volviendo a la versión original. La Deluxe era evolución, sí, pero el primero tenía alma. Tenía historia. Era donde había empezado todo y eso no se borra con mejoras técnicas ni con modos extra. Una de las cosas que más sorprendía (y que muchos recuerdan) era lo televisivo que parecía todo. Las repeticiones, las celebraciones, el árbitro en pantalla… Hasta los dorsales en la espalda, algo rarísimo por entonces. Era como si Konami hubiera cogido una retransmisión de verdad y la hubiera embutido en un cartucho de 16 bits. Un espectáculo que te hacía sentir parte de algo más grande que un simple juego.

Con el tiempo, la saga no se quedó quieta. Hubo versiones para otras consolas, incluso para Mega Drive (aunque nunca la probé, ni en su momento ni ahora). Y ISS Deluxe acabó siendo para muchos la versión definitiva de fútbol en 16 bits. Más rápida, más fina, más "perfecta". Con tiros con efecto, chilenas, fintas, paredes y todo lo que soñabas hacer cuando veías un partido en la tele. Y si tenías un multitap… olvídate del fin de semana.


Curiosidades:

  • International Superstar Soccer fue conocido bajo distintos nombres fuera de Europa, y aunque en América y Latinoamérica generalmente se mantuvo el título "International Superstar Soccer", en Japón el juego fue lanzado como Perfect Eleven, con menús más estilizados, comentarios en japonés y un nivel de dificultad más alto, siendo considerado por muchos la versión definitiva. En Estados Unidos conservó el nombre europeo, pero con ciertos recortes y ajustes legales en los nombres de los jugadores. 

  • En Latinoamérica circularon en tiendas físicas versiones hackeadas muy populares, como "Futebol Brasileiro 96", que reemplazaban selecciones por clubes brasileños y añadían comentarios en portugués, con frases icónicas muy conocidas de ese territorio como "¡Cartão vermelho, Expulsao!" o "¡A BOOOOOOOMBA!". Fue todo un fenómeno tanto de alquiler como de ventas.

  • Algunos nombres de jugadores que parecen completamente aleatorios en las selecciones son, en realidad, referencias directas a miembros del equipo de desarrollo de Konami. Estos nombres no tienen relación con futbolistas reales ni con apellidos populares, sino que son guiños internos que solo los propios desarrolladores.

  • En el editor de habilidades, si gastabas todos los puntos y luego presionabas "cancelar" y después el botón "Y", los puntos se restauraban y podías seguir editando sin límite. Esto permitía crear equipos con estadísticas imposibles.

  • Existen cuatro árbitros distintos en el juego, todos con diferentes niveles de severidad. Algunos marcan más faltas y otros permiten más juego físico. Aunque no se menciona directamente, esto afecta el ritmo de los partidos.

Y después... llegó la metamorfosis.

Lo que entonces parecía solo una gran serie de juegos de fútbol fue, en realidad, el origen de algo mayor. Konami empezó a apretar el acelerador. Primero con ISS 64, luego con ISS Pro, y al final, se quitó la careta: Pro Evolution Soccer. Ahí ya no había medias tintas. Era ir a por todas, cara a cara contra FIFA. Y durante muchos años, lo consiguió. PES fue, para una generación entera, el simulador de fútbol definitivo. El que ofrecía partidos vivos, realistas, con control total sobre cada pase, cada desmarque, cada disparo. Pero el tiempo, como siempre, pasa factura. Mientras FIFA afinaba su fórmula, se hinchaba de licencias y empezaba a meter modos como Ultimate Team (que tendrá su público, pero a mí nunca me entusiasmó), Konami empezó a patinar. Lentamente, pero sin pausa. Fallos técnicos, decisiones cuestionables y, al final, el batacazo definitivo: el salto a eFootball. Gratuito, sí… pero desastroso. Mal optimizado, mal planteado, con una identidad diluida que ya no tenía nada que ver con aquel espíritu original de International Superstar Soccer.

Hoy en día, los juegos de fútbol son hiperrealistas: tienen estadios reales, comentarios a medida, escaneos faciales que dan miedo de lo bien hechos que están. Pero, aun así, cuando pienso en qué juego me hizo sentir que el fútbol podía ser emocionante en una consola, me sigo yendo al International Superstar Soccer. A ese cartucho de Super Nintendo con jugadores sin nombre, árbitros cabroncetes y partidos que te hacían sudar como si estuvieras en el campo. Porque al final, más que gráficos o licencias, lo que cuenta es que el juego tenga alma. Y de eso, International Superstar Soccer iba sobrado.