Y fuera de las batallas, Golden Sun brillaba aún más: los puzles con la Psienergía (los poderes mágicos de los héroes) convertían las mazmorras en experiencias interactivas que exigían pensar y experimentar. Levantar rocas, congelar charcos, mover columnas o iluminar antorchas eran más que adornos: eran parte central de la progresión, rompiendo la monotonía y dándole al mundo una sensación tangible que, en portátil, se sentía revolucionaria.
En mi caso, la Game Boy Advance no fue una consola que llegara a exprimir al máximo: la tuve en una época en la que estaba más desligado del mundo de las consolas, al ser más pecero. Así que tuve muy pocos juegos de GBA, pero uno de esos pocos fue Golden Sun, y eso marcó una gran diferencia. Me hice con el primero justo después de los grandes lanzamientos que inauguraron la portátil de Nintendo, como Super Mario Advance y F-Zero: Maximum Velocity, joyas inevitables que acompañaron el debut de la GBA. Jugar Golden Sun tras esas primeras sensaciones fue un verdadero regalo: lo disfruté enormemente, con su magia narrativa, su sistema de Djinn y esa ambientación que te atrapaba desde el principio. La segunda entrega, Golden Sun: La Edad Perdida, la seguí menos, porque ya me distraían otras cosas, pero reconozco que también es un juego muy bueno, una continuación digna que supo mantener la esencia del original. Lo mejor: hoy ambos juegos pueden jugarse en Nintendo Switch, tanto en la primera consola mediante Nintendo Switch Online (con sus colecciones clásicas de GBA), como en la nueva Switch 2, gracias a su consola virtual (recientemente rebautizada como "Nintendo Classics).
Curiosidades
- El cartucho original de Golden Sun ocupaba un cartucho de 64 megabits (8 MB), enorme para su época en GBA, lo que permitió incluir gráficos y música de calidad sorprendente. Su continuación nos llegaría en un cartucho que duplicaba esa capacidad.
- Sakuraba, el compositor, también trabajó en Tales of y Star Ocean, pero muchos fans consideran Golden Sun su obra más inspirada.
- El sistema de contraseñas entre Golden Sun y The Lost Age permitía transferir todo tu equipo, niveles y Djinn, en una de las conexiones más ambiciosas de la época portátil.
- Durante años, Camelot bromeó con un hipotético Golden Sun 4, pero nunca llegó a materializarse. La franquicia lleva más de una década en silencio.
Golden Sun fue uno de esos cartuchos que no parecían de GBA. Tú lo mirabas, lo ponías en la consola y decías: “¿pero cómo demonios cabe todo esto aquí dentro?”. Y es que era eso: un JRPG que, por ambición, por presentación y por lo bien cerrado que estaba, parecía más propio de una sobremesa. Y sin embargo ahí lo tenías, acompañándote en el bus, en el sofá o en la cama, con las pilas muriendo en el peor momento posible. La pena es que Nintendo nunca supo qué hacer con la saga. Nos dio dos épicas entregas y nos hizo esperar casi una década para un regreso tibio en DS... Y desde entonces silencio absoluto. Mientras tanto, Isaac solo se deja ver como ayudante en el Smash, como si Nintendo nos dijese: “sí, sé que os mola… pero tampoco tanto”. Pues no, amigo, sí que nos mola. Y mucho. Porque al final, Golden Sun es de esos juegos que no todo el mundo jugó, pero todo el que lo jugó lo recuerda con cariño. Un JRPG que no te ocupaba 200 horas, pero que se te quedaba grabado igual. Un viaje que, al menos para mí, llegó en una época rara, más de PC que de portátil, pero que aun así me marcó lo suficiente como para seguir hablándote de él veinte años después. Y si hoy lo vuelvo a jugar en la Switch, sigo pensando lo mismo que aquel crío con la GBA en las manos: esto, señores, era oro puro.
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