martes, 4 de febrero de 2025

Juego 009: Ridge Racer para PlayStation (1995)

Hablar de Ridge Racer es recordar una época de constantes novedades y emociones al ser un momento en el que los videojuegos dieron el verdadero salto a las tres dimensiones y al mundo de los 32 bits. Aunque nunca tuve una PlayStation en mi infancia, cada vez que iba a casa de amigos, Ridge Racer era el juego al que nunca me cansaba de jugar. Era simpledirecto y, al mismo tiempo, increíblemente divertido y espectacular. Una vez tras otra, encendíamos la consola, elegíamos uno de los pocos coches disponibles y nos lanzábamos a derrapar en los trazados llenos de curvas mientras su música electrónica marcaba el ritmo de la carrera.

Lo que hacía especial a Ridge Racer no era solo su jugabilidad arcade pura, sino la manera en la que te absorbía. No importaban sus limitaciones (apenas cuatro coches y tres circuitos) porque su mezcla de derrapes fluidos, la sensación de velocidad y esa banda sonora vibrante lo convirtieron en una experiencia inolvidable.

Cuando Ridge Racer llegó a la PlayStation en 1995 en Europa, el impacto fue enorme. Este era el juego que me hacía soñar con tener mi propia consola de Sony, porque era algo completamente nuevo: gráficos poligonales con texturas que se movían a una velocidad que te dejaba sin aliento, un control que invitaba a derrapar y un estilo visual que gritaba modernidad. Comparado con las consolas que conocíamos entonces, como la Super Nintendo o la Mega Drive, era un verdadero salto generacional.

Sin embargo, el desafío de portar Ridge Racer desde la placa arcade Namco System 22 a la PlayStation fue enorme. Debido a las diferencias tecnológicas, el equipo de Namco tuvo que recrear el juego desde cero. La consola de Sony no tenía la potencia para replicar la resolución nativa de 640x480 píxeles y los 60 fps del arcade original. Por ello se redujo la resolución a 320x240 píxeles y el framerate a 25 fps en Europa. Además, el port sufría de popping exagerado (donde elementos del escenario aparecían de forma repentina) y un rendimiento menos estable que en la recreativa. Aun así, en aquella época, estos recortes técnicos no restaban mérito a lo que representaba este juego. Para nosotros, los que veníamos de los 16 bits, la experiencia en PlayStation era simplemente mágica.

Curiosidades:

  • Durante el desarrollo el juego tenía el nombre interno de Drift King, haciendo alusión al estilo de manejo único que se quería implementar.

  • Al iniciar el juego, durante la pantalla de carga, puedes jugar una versión del clásico Galaxian. Si logras destruir a todos los enemigos, desbloqueas los cuatro autos adicionales del juego desde el principio.

  • Easter Egg: Si introduces el disco del juego en un reproductor de CD de audio, puedes escuchar la banda sonora. En la primera pista, una voz te advierte que no es un CD de música normal y menciona al equipo de desarrollo.

  • Aunque Ridge Racer no incluye un modo multijugador, el juego originalmente planeaba usar el puerto serial de PlayStation para conectar dos consolas y permitir carreras simultáneas, algo que finalmente se descartó.

  • Todos los autos tienen al menos un pequeño detalle en color rojo como homenaje al logotipo de Namco, que es rojo.

  • Los vehículos tienen nombres específicos como F/A Racing, RT Ryukyu, y RT Blue Mappy, que son referencias a otros juegos de Namco (por ejemplo, Mappy). También los letreros y anuncios en el circuito incluyen referencias a otros juegos de Namco, como Xevious, Galaga, y Pac-Man, además de marcas ficticias.

  • El auto amarillo del juego, conocido como "RT Yellow Solvalou", tiene una línea negra en homenaje a los autos de Ayrton Senna, un ícono de la Fórmula 1.

Ridge Racer no pretendía ser un juego complejo ni realista, y ahí radicaba su verdadera magia. En lugar de enfocarse en simulaciones detalladas o en una representación exacta del mundo real, el juego ofrecía una experiencia única, accesible y envolvente desde el primer momento. Un título que se centraba por completo en la diversión instantánea, con derrapes espectaculares y un control preciso que te invitaba a dominar cada curva con destreza y agilidad. Su estilo arcade, que brillaba por su simplicidad y dinamismo, combinado con una música electrónica vibrante y llena de energía, hacía que cada carrera se sintiera como una auténtica explosión de adrenalina. Cada vuelta, cada maniobra, se convertía en un desafío para mantener el control mientras el ritmo frenético de la banda sonora te empujaba a ir más rápido. Aunque la saga evolucionó con el paso del tiempo, incorporando nuevas mecánicas y gráficos más avanzados, esta primera entrega sigue siendo un referente y un símbolo del cambio generacional en los videojuegos. En muchos sentidos, Ridge Racer marcó el inicio de una nueva era en la que la jugabilidad directa y emocionante se volvía protagonista, estableciendo nuevos estándares para los títulos de carreras de la época y dejando una huella imborrable en los jugadores de toda una generación

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