En 1993, Dragon Ball Z: Super Butōden irrumpió en Japón como un juego de lucha exclusivo para Super Nintendo (SNES), trayendo consigo una propuesta que no dejaba indiferente a nadie. Este título buscaba trasladar toda la emoción, la velocidad y la energía de la célebre serie de Akira Toriyama a la consola de 16 bits, capturando la esencia de las peleas espectaculares que caracterizan a la franquicia. En un momento en que el género de lucha estaba dominado por gigantes como Street Fighter II (uno de los videojuegos más populares de la historia), Dragon Ball Z: Super Butōden prometía marcar un antes y un después, desafiando las expectativas con su vibrante y dinámica jugabilidad. Mientras tanto, en España, en pleno auge de la fiebre Dragon Ball, revistas especializadas como Hobby Consolas dedicaban amplias reseñas al juego, destacando sus puntos fuertes y generando gran expectación entre los fanáticos. Sin embargo, no podían evitar señalar con una pizca de ironía que, a pesar de lo que prometía el título, probablemente nunca llegaría a nuestro país. De hecho, la revista llegó a publicar que el juego llegaría "cuando las ranas críen pelo". A pesar de esto, la comunidad española seguía soñando con su lanzamiento y muchos mantenían la esperanza de que pudiera llegar finalmente... Y así fue contra todo pronóstico.
Aunque Super Butōden no fue mi primer contacto con un videojuego de Dragon Ball, sí marcó un antes y un después. Años antes, había probado el título de NES, Dragon Ball: Shenlong no Nazo, que había llegado a España mediante importación desde Francia (el país que hacía de puente para todos los juegos de la franquicia en esos años). Aunque era emocionante el hecho de poder acompañar a Goku en sus primeras aventuras; la jugabilidad dejaba bastante que desear y el juego se volvía frustrante en demasiados momentos. Por eso, cuando comenzaron a llegar las primeras imágenes de Super Butōden a las revistas, la mejora era evidente y la expectación creció rápidamente. Sin embargo, había un problema: Super Butōden no tenía planes de salir fuera de Japón. La única manera de jugarlo parecía que sería mediante importación y las tiendas especializadas no tardaron en frotarse las manos para ofrecer la versión japonesa acompañada de un adaptador NTSC a un precio exorbitante: alrededor de 15.000 pesetas (15.000 pesetas de 1993 equivalen aproximadamente a 225 euros de 2025 en términos de poder adquisitivo actual) Sin embargo, en un giro inesperado, el juego fue anunciado para España y en noviembre de 1993 ocurrió lo impensable: el juego fue lanzado oficialmente desatando la locura entre los fans y sobre todo de aquellos que tenían una SNES.
Caja del juego, versión PAL
Super Butōden cubría toda la historia de Dragon Ball Z, desde el combate entre Goku y Piccolo en el Torneo Tenkaichi hasta la saga de Cell. Una de sus principales innovaciones era la posibilidad de elegir a diferentes personajes en algunos combates, permitiendo enfrentamientos épicos como Freezer contra Vegeta o Piccolo contra Goku. En cuanto a su control utiliza un esquema de control personalizable de seis botones y los movimientos especiales están presentes en un formato convencional, con la mayoría de los comandos consistiendo en combinaciones de botones. Los personajes también pueden realizar rápidos vuelos horizontales presionando los botones superiores L y R respectivamente. Además, introducía un sistema de pantalla partida que permitía a los luchadores alejarse sin perder de vista la acción, algo inédito en los juegos de lucha de la época. Hoy en día, el juego puede parecer algo lento y con un control algo tosco, pero en su momento, fue una verdadera revolución. Su banda sonora, pegadiza y épica, junto con las voces japonesas en los combates, le daban un toque único que lo destacaba frente a otros títulos del género.
Para mí, Super Butōden no fue solo el primer juego de Dragon Ball que compré de esta franquicia, sino también, si mal no recuerdo, tal vez mi primera compra a distancia. En mi ciudad, encontrar novedades de videojuegos no era tarea fácil (Alcampo, de las pocas tiendas que recibían novedades, no era precisamente el paraíso gamer), así que me lancé a realizar el pedido por teléfono a través del catálogo de la extinta Centro Mail. No había Amazon ni tiendas online que te llegaran a la puerta con un par de clics, ¡nada de eso! Realizar el pedido por teléfono, con esa espera de días o semanas (que se sentían como una eternidad) hasta que el paquete llegaba, era una experiencia completamente diferente a la que conocemos ahora. Nada de envíos exprés ni anuncios de 'tu paquete ya está en camino'. No existían las notificaciones instantáneas ni los seguimientos en tiempo real, así que ese golpe de adrenalina al escuchar el timbre de la puerta era como si todo el tiempo de espera hubiera valido la pena en ese preciso momento.
Curiosidades:
- El término Butōden (舞闘伝) es una combinación de palabras que significa "La leyenda de la danza de combate". Esto hace referencia al estilo de pelea del juego, que imita los movimientos coreografiados y aéreos del anime. Sin embargo, este nombre no fue usado en todas las regiones, lo que generó confusión entre los fans.
- Los Androides no aparecían en el radar durante el combate, fiel al lore de la serie.
- En 2018, el título fue incluido como un bono limitado de pre-orden para la versión de Nintendo Switch de Dragon Ball FighterZ, aunque todas las músicas originales fueron reemplazadas por versiones nuevas.
- En Japón, también se distribuyó una pegatina especial con brillo que contenía una técnica oculta escrita en la parte posterior como regalo para las reservas del juego.
- Fue uno de los primeros juegos de SNES en usar cartuchos de 16 MB, algo revolucionario para 1993.
Aunque con el tiempo llegaron títulos más pulidos en la franquicia (en algún momento habrá una entrada para algunos de los siguientes de SNES como por ejemplo la segunda entrada y el Hyper Dimension), Dragon Ball Z: Super Butōden fue el que encendió mi imaginación y me hizo soñar con el juego que lo tuviera todo: fidelidad a la serie, combates épicos y la emoción de ver a esos personajes todos veíamos en las tardes del Xabarín Club luchando en nuestra pantalla.
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