jueves, 6 de febrero de 2025

Juego 010: Wolfenstein: Enemy Territory para PC (2003)

Para mí, "Wolfenstein: Enemy Territory" fue mucho más que un simple spin-off de la saga Wolfenstein. Aunque el nombre de la franquicia pueda evocar imágenes de combates en solitario contra nazis, este título fue una auténtica anomalía. Lanzado en 2003, empezó como expansión de Return to Castle Wolfenstein y terminó convertido en un juego gratuito e independiente tras la cancelación de su modo campaña. Desarrollado por Splash Damage en colaboración con id Software, marcó un antes y un después en el panorama de los juegos online, pues fue una apuesta arriesgada al centrarse solo en el multijugador y liberarlo sin coste... ¡Pero funcionó! Hasta entonces, mi experiencia multijugador apenas iba más allá de partidas locales en cibers o ferias de informática, sobre todo en juegos de estrategia como Age of Empires. Sin embargo, Enemy Territory resultó ser mi pasaporte al mundo online al que llegué gracias a un amigo. No era sencillo jugar en esa época: las conexiones de banda ancha no estaban tan extendidas y muchos aún dependíamos de módems de 56k, lo que a menudo se traducía en un “festival de lag”, desconexiones y llamadas telefónicas inoportunas que interrumpían la partida. Pero quienes jugábamos en esa época asumíamos esos contratiempos con naturalidad, como "parte de la experiencia".

La clave de Enemy Territory estaba en su sistema de clases y objetivos. Las misiones no giraban solo en torno a abatir enemigos: cada mapa proponía acciones concretas (escoltar un tanque, robar documentos, dinamitar un puente) y cada clase tenía una función vital. El soldado dominaba las armas pesadas, el ingeniero construía y destruía, el médico curaba y revivía, el especialista en operaciones de campo gestionaba la munición y los ataques de artillería, y el espía se centraba en infiltrarse. Mi rol favorito era, por un lado, el de ingeniero, aunque a veces me pasaba a médico para ofrecer apoyo extra al equipo.



De tanto jugar, este mismo amigo del que hablaba antes me propuso formar un clan llamado Morituri, junto con más gente de nuestro entorno que había estudiado informática con nosotros. En principio, la idea era echar unas risas, pero terminamos compitiendo en ligas europeas. Nuestro líder se lo tomó muy en serio, casi como un proyecto profesional, y aquello empezó a generar tensiones. Recuerdo discusiones alimentadas por arrebatos de ira cuando las cosas no salían según lo esperado. Yo solía tomarme sus arrebatos con humor, pero los demás integrantes no lo llevaban tan bien y las discusiones fueron inevitables. Recuerdo tener que apagar el micrófono en más de una ocasión para reírme de sus “arrebatos de ira”, mientras el resto del equipo optaba por discutir a gritos y abiertamente, lo que terminaba dejando el ambiente bastante caldeado. Aun así, logramos lanzarnos a torneos contra equipos de Letonia, Alemania, Reino Unido y Francia. Nuestra primera derrota fue ante los Electronic Arabs, quienes nos pasaron por encima casi sin despeinarse, pero eso no nos desanimó y seguimos intentándolo, participando en más enfrentamientos sin muchos éxitos.

Con el paso del tiempo y los roces internos, Morituri se disolvió a principios de 2008. El mensaje de despedida era mío (manejaba las redes del grupo) y dejaba una puerta abierta que, en realidad, jamás volvimos a cruzar: “Morituri will no longer battle, but this does not mean the definitive end of the clan. You can still email us. See you soon!”. Aunque el equipo quedó atrás, nunca abandoné del todo Enemy Territory. A veces me reengancho a servidores que continúan activos, y es increíble constatar cómo un juego con más de dos décadas a sus espaldas sigue siendo tan activo.

Curiosidades:

  • Las minas explosivas pueden usarse como una especie de "impulso". Si colocas una mina y te sincronizas con su explosión al saltar, puedes alcanzar lugares que normalmente no son accesibles, como techos y plataformas ocultas.

  • Aunque es un juego ficticio, varios de los mapas están basados en escenarios históricos reales de la Segunda Guerra Mundial, como el famoso mapa Seawall Battery, inspirado en fortificaciones alemanas de Normandía.

  • Aunque nunca tuvo el respaldo oficial de Activision como un eSport, Enemy Territory fue adoptado por comunidades competitivas en Europa. Incluso llegaron a organizarse torneos internacionales, como la famosa liga ClanBase, donde participábamos con nuestro clan Morituri.

  • En 2010, el motor gráfico de Enemy Territory fue liberado bajo una licencia de código abierto, permitiendo a la comunidad mantener el juego vivo.

Si deseas ampliar la información acerca de este icónico juego, descargarlo, acceder a recursos, guías, mods o unirte a su activa comunidad, te recomiendo visitar la web oficial de ET: Legacy. Esta plataforma es el epicentro de todo lo relacionado con Wolfenstein: Enemy Territory en la actualidad, ya que no solo reúne herramientas útiles y contenido actualizado, sino que también es el hogar de un proyecto de código abierto que busca optimizar y modernizar el juego, adaptándolo a los estándares actuales sin perder su esencia clásica. Además, hace apenas unas semanas (a mediados de enero de 2025), lanzaron una nueva versión del cliente del juego, la versión 2.83.2, que incluye mejoras significativas.

Wolfenstein: Enemy Territory no solo me abrió las puertas al multijugador online, sino que me mostró cómo un videojuego puede convertirse en una experiencia apasionante y, a veces, caótica, cuando se mezcla la competencia con la camaradería. Aunque la etapa de Morituri quedó atrás, sigo sonriendo al recordar aquellas largas tardes en las que celebrábamos victorias agónicas, discutíamos por un respawn mal gestionado o simplemente disfrutábamos de la adrenalina de una partida bien jugada. Hoy en día, cualquiera puede reinstalarlo y descubrir por sí mismo por qué este título, a pesar de sus limitaciones técnicas, sigue manteniendo intacto su encanto: partidas frenéticas, dinámicas y llenas de emociones que, en su momento, sobrevivían incluso a los picos de latencia y a las llamadas inoportunas en mitad de una conexión por módem.

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